¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas parecen tomar decisiones con facilidad mientras que otras luchan por encontrar el rumbo en medio de un mar de opciones?
Desde elegir qué ropa usar por la mañana hasta tomar decisiones cruciales en el trabajo o en nuestras relaciones personales, el proceso de toma de decisiones influye en cada aspecto de nuestras vidas. Nuestros días están repletos de decisiones. Incluso las acciones automáticas ocultan un proceso de evaluación y selección. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que la clave para tomar decisiones efectivas y alcanzar tus objetivos radica en algo tan simple como la claridad de tu visión? En este artículo, exploraremos cómo la claridad mental puede transformar radicalmente tu capacidad para tomar decisiones y determinar el curso de tu vida.
Cada elección, desde la más simple hasta la más compleja, moldea nuestro destino y determina nuestros resultados en todas las áreas de la vida. Reconocer esta importancia nos permite aprovechar al máximo nuestro proceso de toma de decisiones para crear la vida que deseamos.
Ahora bien, medita un poco ¿Estás tomando decisiones de manera acertada? ¿Qué es lo que dirige tu proceso de toma de decisiones? ¿Has pensado qué es lo que realmente está detrás cada decisión que tomas?
Independientemente del proceso que sigas para tomar decisiones, ya sea pedir consejo, revisar pros y contras o simplemente seguir tu instinto, hay algo que en definitiva hace el proceso de toma de decisiones más rápido y asertivo y determina si las decisiones que tomas te llevarán a un buen resultado. Y esto es LA CLARIDAD de tu visión.
Para ejemplificarlo, te pongo el siguiente caso:
Imagina que tienes la tarde libre y te llama un amigo por teléfono invitándote a cenar pizza ya tarde por la noche. En ese momento estás aburrido, tienes hambre y decides ir. Y aunque en ese momento lo disfrutaste, al día siguiente lamentas haber comido la pizza porque deseas bajar de peso y tener mejor salud.
Un deseo o alguna idea vaga sobre algo que queremos no tiene el suficiente impacto en nuestra mente como para influir en nuestras decisiones.
En cambio, cuando tenemos una visión clara sobre algo, con detalle y un buen grado de especificación, brindamos a nuestra mente una base bien definida a la cual acudir cuando se nos presentan opciones, y si repasamos esto constantemente involucrando las emociones, tiene aún más impacto y poder.
Tomemos el ejemplo anterior para explicarlo mejor. Supón que te has dado el tiempo para visualizar tu cuerpo y el estado de salud que deseas. Has tomado referencias de personas que admiras en cuanto a su estado físico, te has dado el tiempo para investigar qué es lo que hacen para lograrlo, te has documentado sobre el tema e incluso, has ido con algún especialista (entrenador, nutriólogo, etc) para que te aconseje.
Todo esto brinda datos que le ayudan a tu mente a crear una imagen clara sobre cómo es una persona atlética y saludable, tiene suficiente información para crear esa imagen. Así que, constantemente, repasas con tu mente esa VISIÓN CLARA de cómo quieres ser y cómo debes de pensar, sentir y actuar para ser esa persona.
El repasar esa Visión clara en tu mente continuamente (visualizar) te lleva a sentirte de una manera diferente. Al imaginarte a ti mismo atlético y saludable, te sientes bien contigo mismo, seguro, con alta autoestima. Eso genera emociones positivas y activa la respuesta química en tu cuerpo (haciéndote sentir bien físicamente) aún antes de experimentar el resultado. Con esto, tu mente, tus emociones y tu cuerpo empiezan a familiarizarse con esta idea y a crear un nuevo estado del ser.
Así que, cuando se te presenta la opción (invitación de tu amigo a cenar pizza a las 10pm), tu mente asocia el estímulo externo con tu VISIÓN, accediendo a ella y conectando rápidamente esa imagen con un pensar, sentir y actuar acorde (mente, emociones y cuerpo). En este proceso, tu mente evalúa y compara la opción que se te presenta contra la Visión clara que has estado viviendo en tu mente y sintiendo en tu ser, y al no ser coherente, la rechaza: es decir, tomas la decisión de no ir, o bien, de ir y ordenar una ensalada.
Con este ejemplo podemos ver cómo al usar nuestra mente para tener y repasar constantemente una visión clara sobre algo nos ayuda a tener un proceso de toma de decisiones rápido y efectivo, habilitándonos en evaluar las opciones y seleccionar aquella que vaya acorde a nuestra visión. Esto nos convierte en personas decididas, determinadas, seguras, autónomas y enfocadas en resultados, haciendo nuestra vida mucho más productiva y exitosa.
En mi práctica de coaching en neurociencia, trabajo con individuos y equipos para determinar esta visión clara, potenciar su proceso de toma de decisiones y alcanzar resultados excepcionales. Si estás interesado en explorar cómo la neurociencia puede transformar tu vida personal o profesional, te invito a conocer más sobre mi programa en https://www.adrianabarbara.com/programa-neurocienca-en-liderazgo. Juntos, podemos descubrir cómo aprovechar al máximo el poder de tu mente para alcanzar tus metas y aspiraciones.
No te pierdas mi próximo artículo, donde seguiremos explorando sobre la mente y cómo usarla de manera efectiva para tener mejores resultados.
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